Institute for Integrative Psychotherapy

Artículos de Psicoterapia Integrativa



Resolviendo el Conflicto Intrapsíquíco:
Psicoterapia de los estados padre del yo

Articulo no publicado de Richard Erskine y Rebecca Trautmann

Traducción: Concha Aguiñiga

Ana, de 50 años, era una competente y atractiva ejecutiva de una empresa de seguros, divorciada desde hacía 20 años y con dos hijos adultos que recientemente se habían trasladado a sus propias casas. En ese momento presentaba un problema de depresión. Se había retirado, cada vez más, de sus contactos sociales y sentía miedo de no encontrar nunca un hombre que la quisiera y estaba considerando dejar la universidad donde estudiaba un master en empresariales.. Ana, en parte, identificaba su depresión con el hecho de que sus hijos ya no viviesen en su casa donde ella podría "colmarles con todo el amor que yo nunca tuve".

Gran parte de su primer año y medio de terapia estuvo dedicado a que Ana estableciera una sensación de confianza y desarrollara una relación terapéutica, entre su estado Adulto y varios de sus estados Niño del yo, que funcionase. Trabajando las interrupciones que se fueron presentando en el contacto terapéutico entre Ana y yo, pudimos identificar como sus miedos, expectativas y creencias argumentales infantiles se transferían a nuestra relación terapéutica. Las principales creencias argumentales que influían en la vida de Ana eran: "Yo soy nada", "No conseguiré lo que quiero:"; "Yo estoy sola"; "Todo es por mi culpa"; "No se puede confiar en la gente”, y " la vida no vale la pena".

Al analizar las transacciones transferenciales pudimos descubrir muchos recuerdos de su infancia donde, a menudo, lloraba a solas, pero que nunca se lo había dicho a nadie. Frecuentemente hablaba de como se había sentido oprimida por las criticas de su padre y como aprendió a callarse, a no necesitar, a ayudar en las tareas caseras, y a retirarse a su mundo privado y seguro. Mi sintonía terapéutica con el afecto y ritmos psicológicos de Ana, con sus niveles de desarrollo, y con sus necesidades relacionales (actuales y arcaicas) crearon la seguridad para que Ana recordara experiencias tempranas de su infancia y regresara a estados Niño del yo primitivos. Las regresiones me permitieron asistir a Ana cuando expresaba sentimientos y necesidades arcaicas. El resultado de esas regresiones terapéuticas, llevo a la desconfusión de su Niña. Durante los maratones de fin de semana, la terapia corporal le ayudo a patear, arañar, y gritar, a sacar fuera gran parte de la rabia que sentía hacia sus padres por haberle negado sus necesidades infantiles. La desconexión de los elásticos y las subsiguientes redecisiones llevaron a reducir el efecto de las creencias argumentales que influían en sus comportamientos, fantasías y expectativas catastróficas.

El siguiente ejemplo terapéutico tuvo lugar durante un maratón de fin de semana. En ese momento, Ana había acudido durante dos años y medio una vez por semana. Y había asistido a otros tres maratones de fin de semana. Durante el descanso de verano, muchos de sus creencias argumentales comenzaron a activarse de nuevo. Antes del verano estas creencias habían cesado gracias al trabajo transferencial, a la terapia de desconfusión, y a las redecisiones que la llevaron a una reorganización de sus procesos psicológicos

Exploré la posibilidad de una ruptura en nuestra relación terapéutica a causa del descanso estival. Esto ocasionó que la volvieran a visitar sus recuerdos de las experiencias infantiles donde ella, de nuevo, consiguió aclarar sus conclusiones argumentales originarias. Cada vez más, pudo ir diferenciando su construcción de significados durante su infancia de su perspectiva como adulta. Sin embargo, periódicamente activaba sus creencias argumentales particularmente cuando estaba sola en casa. Identificaba que estaba sola y exploramos como las creencias argumentales podrían funcionar bien para distraerla de sus sentimientos y/o mantenerla atada a otra persona, especialmente a su madre/padre que eran las personas importantes cuando se formaron dichas creencias

Unas pocas semanas antes del maratón terapéutico, cada vez más, me preguntaba si el retorno de las creencias argumentales eran el resultado de una homoestasis psicológica o se debía a la dependencia de su familia durante su infancia, o si también podrían ser las creencias de sus padres. A partir de lo que yo ya había aprendido sobre sus recuerdos en relación a las constantes peleas de sus padres., hipoteticé que su madre también podía tener algunas de esas creencias argumentales. Desde la experiencia clínica sé que frecuentemente los padres no informan a los niños de significados opcionales ni confrontan si las creencias del niño son similares a las creencias argumentales de los padres. Comencé el maratón terapéutico teniendo presentes estas hipótesis. Rebeca Trautman fue la co-terapeuta del maratón.

Richard: Ana, ¿estas lista para trabajar?

Ana: Me siento como si te hubieses olvidado de mi (sus hombros estaban hundidos)

Richard: No, estaba esperando que volviera Rebeca; me dijo que quería estar contigo cuando trabajases.

Ana: Ya lo sabía, pero parece como si yo no fuera nada. Como si no importase. (llora) no puedo tener lo que quiero (llora).

Richard: (pausa) O sea que dices que no vas a conseguir lo que quieres o lo que necesitas. (breve pausa) entonces ¿cómo vas a manejar eso?

Ana: Me cuidaré a mi misma (se hizo un ovillo)

Richard: Cuidarte. Y ¿por dentro?

Ana: No puedo abandonar la esperanza.

Richard: Háblame de la esperanza.

Ana: (solloza) Sigo esperanzada en que algo cambiará antes de que abandone.

Richard: (Pausa) “Algo” o que alguien cambie? Quizás alguien tenga que cambiar para que tu no abandones.

Ana: Me estoy cerrando…. (pausa)

Richard: ¿Estaba equivocado al decir que alguien tendrá que cambiar?

Ana: Es muy duro sentir eso.

Richard: “Muy duro sentir .” (pausa) ¿Sentir qué, Ana?

Anna: Que no eres nada. Entonces, digo "nada es importante"

Con anterioridad a esta secuencia de transacciones, Rebeca, mi co-terapeuta durante el maratón, había abandonado temporalmente la habitación. Ana se desilusionó y recurrió a creencias infantiles arcaicas "Yo soy nada", "yo no importo" y "yo no puedo conseguir lo que quiero" para dar sentido a su desilusión. Las reacciones psicológicas de Ana, como el tono de voz y el llanto, eran una expresión de sus intentos inconscientes de comunicar las desilusiones de su infancia y sus necesidades evolutivas mediante su reacción transferencial ante la marcha de Rebecca. Sus representaciones indicaban un intento no consciente de expresar un conflicto intrapsíquico y buscar una relación reparadora. Gran parte del trabajo durante la terapia individual durante los dos meses anteriores se había dedicado a desenmarañar representaciones transferenciales similares. Me preguntaba si el aumento de las transacciones transferenciales y la reactivación de sus creencias argumentales expresaban un conflicto intrapsíquico entre sus estados Niño del yo y Padre.

Richard: Rebeca, me pregunto si esta es una de esas situaciones donde la madre que lleva en su cabeza la controla tanto que no vamos a conseguir nada con su niño hasta que no cuidemos a la madre.

Rebeca: Ya que tu la ves regularmente, y yo no, tengo que decirte que yo estaba siguiendo tu orientación. Y tratando de encajar donde está ella en este momento.

Richard: Un argumento en contra de llevar a cabo un trabajo con el estado Padre del yo es que pienso que Ana ha estado acudiendo a ti los dos días últimos. Pero pienso que su madre sigue entre yo y ella.

Richard: (dirigiéndose a Ana) ¿Que piensas'?

Ana: Tiene sentido. Y me asusta muchísimo, es un infierno.

Richard: Quisiera sacarte de ese infierno y cualquier forma para conseguirlo me parecerá bien..

Ana: Me alegré de que Rebeca estuviese aquí, pero temía que si conectaba con ella te perdería.

Richard: ¿Perderme...?

Ana: Era la favorita de mi padre, pero realmente mi madre me odiaba por ello. Por eso tuve que distanciarme de él para tener una relación con ella..

Rebeca: ¿Crees que es necesario que trabajemos primero con tu madre? ¿Que ella es quien está controlando todo esto?

Ana: Si.

Rebeca: ¿Quieres que hablemos con ella?

Richard: Pero solo si, mientras tanto, tienes ciertas garantías.

Ana: ¿Qué?

Richard: Oh, por ejemplo que Rebeca te dejase estar cerca de mi. No solo dejar, sino que también incluso gustarla cuando estés cerca de mi. ¿quieres esta clase de garantía'?

Ana: ¿Quieres decir que ella no se enfadará conmigo?

Richard: Si. Y que también puedas ir y estar con ella y yo no me oponga.

Rebeca: Eso estaría bien.

Ana: Incluso podría ayudarte a doblar la ropa (Rebeca había estado ausente antes porque tenía que coger toallas de la secadora.)                 

Rebeca: (ríe) (pausa) Me gusta que estés cercana a Richard. No hay problema.

Richard: Porque en ese caso… (Richard se acerca más a Ana)

Rebeca: Bien, ¿piensas que podemos dejarte con Richard, mientras yo hablo con tu madre, o es necesario que el hable con tu madre mientras permaneces conmigo?

Richard: O, ¿Qué es lo que le afectaría más a tu madre? ¿Que hable con ella un hombre o una mujer?

Ana: No se ; se desmoronará.

Richard: Lo dudo, se que ella está realmente asustada por ti. ....

Rebeca: Somos buenos con las madres ...

Richard: No estamos hablando de una mujer frágil. Tiene sus formas de conseguir lo que quiere. Por lo tanto, no me preocupa tanto que ella se desmorone. Te he oído.: ella puede mostrarse así … cuidaremos de ella. No se trata de maltratar a tu mamá.

Ana: Quería cuidarla.

Richard: Esa es la otra cara de la moneda. Siempre estuviste cuidándola.

Ana: (llora)

Richard: (pausa) Por un lado tienes miedo de que tu mamá se desmorone. Por otro, ha sido tu trabajo cuidarla. Sin embargo, hizo de tu vida un infierno por ser la favorita de tu papá.

Ana: Um-hm.

Richard: ¿Se suponía que también tenías que arreglar su matrimonio?

Ana: (asiente con la cabeza)

Richard: Esa es una tarea imposible.

Ana: (asiente con la cabeza)

Rebeca: ¿Quieres que uno de nosotros hable con tu madre?

Ana: Si, eso podría estar bien.

Rebeca: ¿Quieres ser tu quien elija quien hablará con tu madre?

Ana: Tu decides.

Estas transacciones previas contienen el desarrollo de un contacto terapéutico. No se trata de un contrato encaminado a un resultado comportamental- ninguno de nosotros puede predecir lo que surgirá durante la terapia del estado del yo Padre – sino, más bien, el comienzo de una negociación que continuará para involucrarse en un proceso terapéutico. Cuando se trata de un material reprimido o inconsciente una persona no puede contratar un resultado predeterminado. El proceso terapéutico es, a menudo, un descubrimiento de algo nuevo para cada persona involucrada. La posibilidad de trabajar con dos terapeutas ha resucitado las emociones conflictivas de la infancia– Ana está reviviendo su deseo de estar con ambos padres y su miedo al posible conflicto entre ellos. Una de sus tareas durante su infancia fue cuidar de su madre. Ahora, uno de los terapeutas asumirá esta responsabilidad mientras que el otro estará disponible para los estados Niño del yo de Ana.

Richard: Rebeca, ¿Hablarás con su madre? Yo quiero estar aquí con su chiquitita.

Rebeca: De acuerdo,… Richard está disponible para ti; busquemos una silla para su mamá. (traemos un sillón para que se siente Ana; Rebeca se queda en la alfombra. Después las cosas se reanudan …)

Rebeca: Siéntate como lo haría tu mamá … Solo cierra tus ojos. Deja que tu cuerpo coja su postura. Mira si puedes poner la misma expresión en la cara que refleje lo que mamá siente. (pausa) Mamá, ¿Como te llamas?

El experimentar manifestaciones fisiológicas tales como, postura corporal y expresión facial sirven de ayuda para facilitar una externalizacion de los sentimientos, actitudes y experiencias del estado Padre del yo. El ser mamá, no solo representar un papel y, a menudo, lo que puede emerger sea una sorpresa para el cliente. Es importante ayudar al cliente a que permanezca en el estado Padre del yo. Esto, en parte, el terapeuta lo consigue, repitiendo el nombre asociado a ese particular estado del yo. En las siguientes transacciones Rebeca utiliza el nombre de Debra varias veces para facilitar que Ana permanezca en el estado del yo de Debra– para que sienta y externalice esa presencia psíquica que está internamente causando el conflicto. A menudo, en las primeras transacciones o cuando el material emocional de por si es confrontativo, la persona saldrá del estado Padre del yo. El terapeuta dirige a la persona a "ser" el otro – a que se ponga en su piel, afecto y experiencia. El terapeuta, entonces, habla con el "otro" como si fuera un cliente real.

Ana: Debra.

Rebeca: Debra. Puedes llamarme Rebeca … (pausa) ¿Qué impresión te causa estar aquí, Debra?

Anna (como Debra): No me gusta.

Rebeca: ¿No te gusta? ¿Por qué, Debra?

Debra: ¿Por qué necesito estar aquí?

Rebeca: Bueno, principalmente para conseguir conocerte Debra… Sobretodo, para ayudar a Ana. Y para que Ana comprenda porque eres tan importante en su vida.

Debra: ¿Importante para ella? (empáticamente)

Rebeca: Debra, ¿Estás diciendo que no sabes que eres importante en su vida? Hmmm. ¿Cuál es el papel que tienes en su vida, Debra?

Debra: Ella no me necesita.

Rebeca: Hm. ¿ Desde cuando piensas eso?

Debra: Siempre.

Rebeca: ¿Siempre sentiste eso, Debra? ¿Que ella no te necesitaba? Debra, ayúdame a entender como llegaste a creer eso … ¿Incluso desde que Ana era pequeñita?

La serie de preguntas de Rebeca están diseñadas para conseguir que Debra, el estado Padre del yo de la cliente, relate, desde el principio la historia de la vida de Ana. Quizás haya datos mucho más primitivos en la vida de Debra remontándonos a su propia infancia, pero comenzar con la infancia de Ana será un buen comienzo. Quizás, después, durante la terapia, será evidente que Debra está en el estado Niño del yo y esta terapia regresiva con Debra sería más eficaz. De momento, el enfoque está en Debra como persona adulta.

En las siguientes secuencias de transacciones vemos como Rebeca utiliza una encuesta terapéutica, tanto histórica como fenomenólogica, para que Debra sea más consciente en cuanto a su experiencia y emociones.

Debra: Siempre lloraba.

Rebeca: ¿Y que pensaba cuando ella siempre lloraba?

Debra: Que quería algo.

Rebeca: ¿Y entonces?

Debra: Y luego lo que hiciera no valdría.

Rebeca: Hmmm. ¿Como te sentías entonces?

Debra: Que no podía ayudarla. Que no podía hacer nada.

Rebeca: “Que no podías hacer nada.”

Debra: También tenía a mis otros niños. Tenía a mi hijo.

Rebeca: Uh-huh. ¿Cómo empezáste a responder a Ana entonces? Si pensabas que no podías hacer nada.

Debra: No sabía que hacer. Así que la ignoraba.

Rebeca: Pero, de alguna manera, habías opinado que no te necesitaba,. ¿Cómo se llegó a esta situación?

Debra: Tenía a su padre.

Rebeca: ¿Era él capaz de hacer que dejara de llorar?

Debra: Si.

Rebeca: Oooh. ¿Te llevó esto a preguntarte si eras una buena madre?

Debra: Mmm.

Rebeca: ¿Quieres hablarme de esto?

Debra: No podía hacerlo todo. (Suavemente, baja la cabeza).

Rebeca: “No podías hacerlo todo.” ¿Has dicho eso, Debra?

Debra: Tenía otros dos.

Rebeca: Debra, ¿tenías la impresión de ser una buena madre para ellos?

Debra: Lo intenté.

Rebeca: ¿Parecía que ellos le preferían también?

Debra: No.

Rebeca: Así que podía hacerles sentirse bien.

Debra: Um-hm.

Rebecca: Pero pasaba algo con esta niñita, ¿no podías ser una buena madre para ella?

Debra: No.

Rebeca: ¿Y qué impresión te causaba, Debra el sentir eso?

Debra: (pausa) Me hacia sentir como si fuera una mala madre -- nada.

Rebeca: Parece como si ahora te estuvieras sintiendo realmente triste. ¿Quieres hablarme de esos sentimientos?

¿"Quieres hablarme de esos sentimientos"? ejemplifica tanto una encuesta fenomenológica como un proceso de contrato. Proporciona una oportunidad tanto a Ana como a Debra de elegir continuar con la terapia y a la vez expresar lo que no había expresado hasta ahora. Cada una de las frases de Rebeca representan una investigación para ahondar en la experiencia subjetiva, incluso cuando sus palabras no son preguntas sino solo una repetición de lo que Debra acaba de decir: “No podía hacer nada.” Cada pregunta se dirige a las experiencias más profundas de la cliente, para que ella descubra aspectos de si misma como Debra-en-Ana, y no necesariamente para recabar información. Cada pregunta va acompañada por el interés genuino de la terapeuta en escuchar sus sentimientos, un reconocimiento de lo que se dijo y una validación de que el proceso emocional y psicológico son significativos.

Debra: Era duro tener todo bien todo el tiempo. Nunca era suficiente.

Rebeca: Ya…

Debra: Y tener otros dos niños …

Rebeca: Tres. ¿Todos pequeños?

Debra: Si. Y él siempre estaba trabajando. Así que estaba sola con los niños. Así que no había nadie alrededor.

Rebeca: Um-hm. “Nadie alrededor”… eso supone mucho stress. (silencio) Sigue, Debra. Estoy realmente interesada en la impresión que esto te causaba.

Debra: (respirando con fuerza; larga pausa) Pero tenía que hacerlo todo sola..

Rebeca: O sea, Debra, intentabas ser fuerte aunque te estuvieras sintiendo tan triste y sola?

Debra: Si. Intentaba que los chicos se comportaran, así el no se disgustaría Así no gritaría.

Rebeca: Mmm. ¿Qué pasa cuando empieza a gritar?

Debra: Vocifera y chilla. Y pega.

Rebeca: ¿Pega?

Debra: A mi hijo.

Rebeca: ¿Como te sientes ante eso, Debra?

Debra: Como que no puedo hacer nada. No puedo pararle…

Rebeca: ¿Por qué no?

Debra: ¿ Porque me pegará.

Rebeca: ¿Te pegó alguna vez, Debra?

Debra: Solo me maltrató.

Rebeca: Pero tenías miedo de que pudiera pegarte.

Debra: Si.

Rebeca: Así que le dejabas pegar a su hijo…

Debra: (Comienza a llorar. Asiente con la cabeza)

Rebeca: Sigue, Debra, te estoy escuchando. ¿Qué necesitas decir sobre eso?

Debra: (llorando) Me sentía mal pero no podía hacer nada (solloza ruidosamente)

Rebeca: Esta frase es realmente importante; “no podías hacer nada.” Hay mucho detrás de eso, ¿verdad, Debra? (pausa) ¿Por qué no podías?

Debra: No podía ser una esposa, no podía ser una mamá.

Rebeca: ¿Se enojaba contigo por no ser una buena esposa?

Debra: Siempre, también se burlaba de mí.

Rebeca: ¿Sobre qué, Debra?

Debra: (suspira) Tenía que desvestirme en la oscuridad en otra habitación. Era tímida. Estaba avergonzada ( inclina su cabeza).

Rebeca: ¿Así que querías desvestirte en otra habitación, Debra?

Debra: No me gustaba el sexo. (suspira)

Rebeca: ¿Quieres hablar más acerca de eso? (silencio) ¿Te gustaba el sexo antes de tener niños?

Debra: No. ¡Nunca! ¡Nunca!.

Rebeca: ¿Sabes por qué no te gustaba?

Debra: (sacude su cabeza para decir que no).

Rebeca: ¿Pero sabías que no te gustaba el sexo … y fue eso lo que se convirtió en un problema entre tu y tu marido. Y eso es lo que te hizo creer que no podías ser una buena esposa?

Debra: Um-hm. El lo decía.

Rebeca: Así que no importaba todo lo que hacías y lo bien que lo hacías con los niños, y cuidando la casa, y todo eso, básicamente creías que eras un fracaso y no podías hacer nada" ¿Es eso cierto?

Debra: Oh, él siempre me hacía sentir que era un fracaso. Hiciera lo que hiciese estaba mal, no importa que. (ahora sus palabras son bruscas y los músculos de su cara tensos)

Rebeca: Debra, tengo que preguntarte - ¿estabas enfadada con él?

Debra: (pausa) Si. (pausa) Sí – todo el tiempo.

Rebeca: ¿Puedes hablarme de ese enfado, Debra?

Rebeca introduce una idea en la terapia: “¿Estabas enfadada con él?” El introducir una idea en la terapia, usualmente, no es la mejor elección del terapeuta por si el o ella llevan al cliente a una dirección errónea o, lo cual es más problemático aún, introducir una experiencia. La repetición de Rebeca sobre el desvalimiento de Debra “No podía hacer nada” está diseñada para informarse de la resignación y la posible ira -- una reacción humana natural ante tal ridículo. Es posible que los sentimientos de Debra no sean conocidos o expresados y por esta razón el afecto encuentre una forma sublimada de liberarse, ¿Está dirigiendo el enfado hacia el padre contra el hijo? Más información fenomenológica revelará si la idea del terapeuta en relación a la ira es significativa o si es más apropiada otra área de investigación. Cuando el terapeuta introduce una idea o explora en una dirección es esencial que la sensación del cliente de que puede hacer algo – las necesidades humanas de auto-definición y causar un impacto – sea apoyada creando el terapeuta una oportunidad para que sea así, incluso alentando a que el cliente diga, “no, eso no va conmigo.” A menudo, esto lo hace el terapeuta planteando una pregunta genuina sobre la idea o dirección que ha introducido: “¿Estabas enfadada con él?”

Debra: Realmente no podía enfadarme. Quizás podía tirar una cacerola.

Rebeca: Bien. Siempre está ahí la amenaza de que te va a pegar. So háblame de los sentimientos de enfado que tenías. Aunque no pudieses realmente enfadarte

Debra: (suspira) Me enfadaba con ella.

Rebeca: ¿ Te enfadabas con Ana? ¿Oh, quieres decir que en lugar de enfadarte con él?

Debra: Si , el hablaba con ella todo el tiempo.

Rebeca: ¿Y qué te parecía eso?

Debra: Como si no importase. Solo estaba para tener niños y limpiar y cocinar.

Rebeca: Mmmm. ¡Ay!. Así que crees que tu no importabas. Que no le importabas.

Debra: Si, no soy nada para él. Estaba interesado por Ana.

Rebeca: Por lo tanto, sentías celos de Ana? ¿O solo estabas enfadada con él por darle a ella lo que tu necesitabas.

Debra: Estaba celosa. Entonces si el le hacia cosas me enfadaba.. (suspira) Y el se vengaba en mi hijo.

Rebeca: Bien, ¿Hacia algo Ana para que pasara esto? (silencio) ¿Debra, qué estás pensando?

Debra: No me escuchaba. No me ayudaba lo suficiente. Y si el era amable con ella no se enfadaba tanto..

Rebeca: Lo que me imagino es que debe haber sido muy injusto para Ana intentar cuidar a los dos padres a la vez. Mantener a su padre feliz y también ayudar a su mamá.

Debra: Ella lo hacia todo.

Rebeca: Ella probablemente hizo todo lo que podía. Pero tenemos que conseguir aclarar algo aquí.

Debra, ¿Tenía Ana la culpa? ¿O con quien realmente estás enfadada es con tu marido?

Debra: (larga pausa) Pienso que son ambas cosas.

Rebeca: ¿Dime? (pausa) ¿Por qué son ambas cosas?

Debra: Porque ella realmente se divertía estando con el, ella tiene la culpa.

Rebeca: Um-hm.

Debra: Ella quería estar con el.

Rebeca: Por supuesto. Especialmente si el era amable con ella. ¿Por qué no?

Debra: El no era siempre amable con ella..

Rebeca: ¿No? Oh, pensé que habías dicho que era amable con ella.

Debra: Algunas veces. Pero después, de adolescente, el la criticaba mucho. Y ella se alejó de el.

Rebeca: ¿Por qué no fuisteis amables con ella?

Debra: No me gustaba.

Rebeca: ¿Por qué, Debra?

Debra: (suspira) No me gustaba, nada más. Me hacia sentir inadecuada.

A lo largo de la entrevista terapéutica de Rebeca, Debra esta revelando sus desilusiones en su relación con su marido y los celos con su hija. Parece que desde su infancia en adelante, Ana no satisfacía una parte importante de la necesidad relacional de Debra tal y como nos da a entender en los comentarios, “No me gustaba”; “Ella no me escuchaba”; “Ella me hacia sentir inadecuada.” Parecen surgir tres factores: el enfado de Debra hacia su marido la dirige hacia Ana; Debra está celosa de la relación entre su marido y su hija; y Debra no experimenta a Ana como proveedora de funciones interpersonales psicológicas importantes que tenían consecuencias como, experimentar seguridad durante la relación, o recibir validación por su singularidad, vulnerabilidades y experiencías. Lo dicho por Debra “no importo” y “No soy nada” parecen muy similares a algunas de las creencias argumentales de Ana. ¿Son las creencias de Ana una expresión de las de Debra, son el resultado de las conclusiones y las decisiones infantiles de Ana, o ambas? Cuando las mismas creencias están presentes tanto en el estado Padre del yo como en el estado Niño del yo la sinergia entre ambos crea una resistencia, aún mayor, a vencer, a desvanecer, reorganizar y actualizar las propias perspectivas. Mientras seguimos transcribiendo la sesión el compromiso de Rebeca y después de Richard se dirige a desvanecer las creencias argumentales de los estados Padre y Niño del yo.

Rebeca: ¿Por qué te hacia sentirse inadecuada? (silencio) Continua, Debra, dime qué sucede en tu interior. (Su cara se vuelve cada vez más tensa). Realmente algo se está moviendo en el interior. ¿ Me lo vas a decir?

Debra: (respirando dificultosamente) Era inadecuada.

Rebeca: ¿Eras?

Debra: Si.

Rebeca: ¿A qué te refieres'? (silencio; Ana respira jadeando). Déjalo salir. No lo mantengas todo dentro … De algún modo parece como si estuvieras lista a estallar por dentro. Si quieres exteriorizarlo aquí, puedes hacerlo; me voy a asegurar de que nadie te hiera.

Debra: (larga pausa) No debería decir nada.

Rebeca: (susurrando) ¡Quiero oírlo!

Debra: Solo debería estar callada, simpática …

Rebeca: Si, lo se. Pero quiero oírlo. Quiero oír lo no dicho. Aquellos sentimientos aquellos pensamientos. ¿Qué quieres decir con que eras inadecuada?

Debra: No sabía como querer a mis chiquillos. Como enseñarles (comienza a sollozar). No hacia más que enfadarme con ellos todo el tiempo. Ellos no escuchaban. Les decía que era por su culpa (continua llorando)

Rebeca: Por dentro sentías que …

Debra: No podía hacerlo; Era mala- nada.

Rebeca: ¿Eras mala?

Debra: Um-hm.

Rebeca: Debra, ¿te sentiste querida por tus padres?

Debra: (pausa) Creo que no. (pausa) Mi madre trabajaba mucho.

Rebeca: Si… ¿También te dijo que eras inadecuada? (pausa)

Debra: Si.

Ahora se abre un tema nuevo – Debra no se sintió querida. El terapeuta tiene una oportunidad para trabajar con las experiencias de Debra en tanto en cuanto a su temprana relación con sus padres y como Debra entendía el mensaje de su madre de que era inadecuada. El terapeuta puede bien explorar cognitivamente su temprana infancia o apoyar una regresión terapéutica que lleve a una experiencia correctiva, redecisión, y a desvanecer las creencias argumentales. En su lugar el terapeuta decide explorar la experiencia de no ser querida y como se revivió y reforzó en el matrimonio de Debra; este marco temporal y la relación marital puede ser más pertinente para la terapia de Ana. Quizás, más tarde pueda ser necesaria una terapia regresiva con Debra, pero por ahora el trabajo se ha hecho ya sobre el enfado de Deba hacia su marido y el desplazamiento de su ira hacia Ana. Centrándonos en las dificultades en el matrimonio de Debra, puede surgir la causa de los celos de Debra. Si centrarse en su experiencia de no haber sido querida por su marido no es útil entonces el terapeuta puede volver a las experiencias tempranas de la infancia de Debra que pudieron ser el origen de sus celos y configurado sus creencias argumentales.

Rebeca: ¿Esperabas conseguir ese amor en tu matrimonio?

Debra: Si (con un sonido afligido.)

Rebeca: !Oh, anda! Lo que oigo,. ¿Qué es lo que te desilusionaba?

Debra: No lo conseguí . No, solo cocinar y limpiar y sexo. Cuidar de los chiquillos.

Rebeca: “Cocinar y limpiar y sexo.” (pausa) “Cuidar de los niños.”

Debra: Y el flirtreaba con otras mujeres.

Rebeca: Ooh. ¿te dijo porque eras inadecuada?

Debra: Mmmm. Porque era fría..

Rebeca: ¿También en la cama?

Debra: Si, dijo que era fría…que no era sexual.

Rebeca: Um-hm. ¿Qué sientes cuando dice eso?

Debra: Basura.

Rebeca: Y tu no dices nada, solo continuas. ¿Pero tu estabas – tu estabas enfadada, verdad? Y la única forma como podías soltar un poquito de ese enfado, fue hacia Ana. Tengo razón?

Debra: (asiente.)

Rebeca: (pausa) Te voy a pedir que hagas algo que probablemente antes nunca te haya sido posible. Quiero que te imagines que tu marido está aquí en esta silla justo frente a ti y que le digas porque estás enfadada. Me aseguraré de que no te pegue. ¿Vas a hacerlo? (pausa)

Debra: (asiente).

Rebeca: Simplemente imagínate que el está aquí …¿cuál es su nombre?

Debra: Jason

Rebeca establece la posibilidad de hacer un trabajo con dos sillas para que Debra hable con su marido. Dichos experimentos terapéuticos posibilitan el contacto que puede haberse interrumpido o que nunca existió, para que por fin, aunque sea en la fantasía, pueda conseguirse. La persona puede decir lo que se había inhibido e imaginar que la otra persona está presente, y que por fin puede expresar los afectos, actitudes, esperanzas y desilusiones. Debra asiente con la cabeza. Como en este tipo de contrato hay que actuar sobre la marcha, eso está indicando que está dispuesta a intentar expresar lo que ha guardado en su interior.

Es muy probable que Ana haya introyectado el enfado, el resentimiento, el dolor y los miedos de Debra junto con sus creencias argumentales y defensas psicológicas. El que Debra tenga la oportunidad de expresar lo que había inhibido, y que Ana había introyectado inconscientemente, puede proporcionar un gran alivio al conflicto intrapsíquico que Ana experimenta día a día.

Rebeca: Simplemente imagínate que Jason está aquí. Esta sentado en una silla frente a ti. ¿Qué le dirías si supieras que podías expresar todo lo que se te ocurriera?

Debra: Hmmm (suspira; larga pausa) Nada estaba bien. No podías haber estado contento o agradecido alguna vez? ¿Por qué siempre estaba todo mal?

Rebeca: Ahora un poco más alto, Debra. Transforma tus preguntas en declaraciones. Con un poco más de fuerza. Me enfado porque …

Debra: Nunca era suficiente. Nunca bien. Nunca estaba bien lo que hacia.

Rebeca: Continua Debra.

Debra: Y yo siempre tenía la culpa. Siempre, todo. Todo lo que los demás hacían era por mi culpa.

Rebeca: Lo estás haciendo estupendamente, Debra. Solo sube la voz un poco más para que así puedas dejar salir la energía. "¡Por mi culpa!". ”

Debra: (suspira) Mi culpa. (suspira)

Rebeca: “Y lo que quiero decirte Jason, es …”

Debra: Yo no tengo la culpa!

Rebeca: Si, ¡bien! ¡Déjame oír más !

Debra: Era culpa tuya.

Rebeca: Dile porque tuvo la culpa.

Debra: Porque siempre estaba enfadado, siempre chillando, y quería más.

Rebeca: Díselo: “¡Querías más! Chillabas, tu eras quien estabas.”

Continua Debra!

Debra: Todos te tenían miedo. Nadie quería esta cerca de ti. Todo el mundo se alejaba de ti. (suspira).

Rebeca: Continua. Dile todo lo que has guardado en tu interior.

Debra: !Fuiste asqueroso. Fuiste cruel!

Rebeca: Continua. Siente ese enfado en tus puños. (cerrando los puños con fuerza.)

Debra: Estabas triste. Hacías que todo el que te rodeaba estuviese triste.

Rebeca: “Y me siento …”

Debra: Como nada. Como si no te importara. (suspira)

Rebeca: Continua, Debra. Dile como te sientes cuando te hace sentir como si fueras nada

Debra: Mmm, me cansaba.

Rebeca: De acuerdo, pero puede ser una forma de no sentir el enfado. Continua, Debra. Tienes muchísima energía en tu interior.

Debra: (suspira) Te lo demostré cuando saqué mi permiso de conducir!

Rebeca: Ah, algo de coraje Bien.

Debra: Intentaba enseñarme.

Rebeca: Sigue hablándole. “Tu …”

Debra: Intentabas enseñarme a conducir; Todo lo que hacías era chillarme y hacerme llorar. Yo quería mostrarte de lo que era capaz. Fui a clases y conseguí por mi misma pasar el examen de conducir. (empuja el brazo de la silla con ambas manos.)

Rebeca: Si. Siente el poder cuando haces eso, Debra. ¿A qué te gustaría pegarle? ¿Verdad?. Aquellas Esas manos.... había energía en ellas

Debra: El me devolvería el golpe.

Rebeca: No vamos a dejarle que haga eso. ¿Te gustaría hacerle pedazos?

Debra: Me gustaría darle un puñetazo.

Rebeca: Díselo. “Me gustaría …”

Debra: Aporrearte. Me gustaría abofetearte. Como abofeteabas a mi hijo. ¡Abofeteabas a David!

Rebeca: Si, díselo.

Debra: Abofeteabas a David. Le aplastabas. Una y otra vez hasta que el se rendía (llorando). ¡Y me culpabas! Una y otra vez, pegabas a tu hijo. ¡El es tu hijo!

Rebeca: Ahora dile todo lo que sientes, Debra.

Debra: El es también tu hijo; y lo hacías.

Rebeca: Y dile lo rabiosa que estás por lo que le hacia a tu hijo. El hijo de ambos.

Debra: Te odio por ello.

Rebeca: Otra vez – más alto, Debra.

Debra: te odio por ello

Rebeca: ¡Otra vez! ¡Más alto!

Debra: Te odio.

Rebeca: ¡Otra vez! ¡Sigue!

Debra: Te odio por lo que hiciste. Solo tenías que haberle querido. Era solo eso lo que el quería de ti (llorando). Hacías que todos le odiaran y que todos le dejaran.

Rebeca: Dile todo, Debra. Todos esos sentimientos, a Jason … No te cierres. Lo que estás diciendo es realmente importante

Debra: ¿Por qué no nos querías ? ¿por qué no nos demostrabas que nos querías? No comprándonos …

Rebeca: “Lo que necesitaba era…”

Debra: Que fueses amable y gentil, y cariñoso, y que nos cuidases (suspira). No un ser odioso.

Rebeca ha estado dirigiendo el proceso de diferentes formas mientras que intentaba no dirigir el contenido. Debra ha retrotraído sus sentimientos, quejas, y reacciones físicas y necesidades y ahora necesita a una animadora, alguien que la aliente a expresar libremente lo que ha sido inhibido. Rebeca dirige a Debra para que cambie preguntas que no van a ninguna parte tales como “Por qué no podías estar alguna vez contento?” en declaraciones directas “siempre era por culpa mía”. Después ella alienta a Debra a que hable más alto. No existe nada mágico en el volumen pero a menudo se expresan mejor las emociones y los pensamientos contenidos cuando la persona habla más alto. Al expresar lo que ha sido retrotraído el/la cliente es más consciente de sus propias defensas, de las reacciones inhibidas, de los deseos no satisfechos y de sus conclusiones de guión. Rebeca entonces “Ajusta la máquina,” para seguir animando a Debra a expresar lo que puede haber contenido. Ajustar la maquina significa que el terapeuta hace apuntamientos abiertos que permitan al cliente terminar la frase expresándose a si mismo: “ Y lo que quiero decirte, Jason, es …”; “lo que necesitaba era …”; o “Me gustaría hacer lo siguiente…”. Debra intentaba hablar a Rebeca de Jason; Rebeca la lleva de nuevo a comunicarse con la imagen de Jason con, “¡Querías más!. Gritabas. Tu eras el enfadado.” Se utiliza otra forma de señalamiento cuando Rebeca alienta a Debra a dirigirse a Jason con, “Sigue hablándole.” Esto, a menudo, se utiliza cuando la persona esta o callándose y retrotrayendo lo que necesita decir o está intentado dirigirse al terapeuta en lugar de hablar con los otros significativos.

Rebeca: Ahora te voy a pedir que vayas más allá. Debra, habla con Jason sobre el y Ana.

Debra: (suspira)

Rebeca: Mira a Jason (silencio ¿es duro, verdad? Porque todo está muy mezclado.

Debra: Um-hm.

Rebeca: Comienza con lo que puedas. “Lo que siento hacia ti, Jason, .. sobre tu y Ana, es …”

Debra: (pausa, muy suavemente) Estáis demasiado cercanos. No está bien.

Rebeca: Sigue, Debra. Dilo todo … es importante, Debra, que digas lo que necesitas decirle a Jason. (pausa) Debra, necesitas decirlo. Definitivamente, este no es uno de esos momentos donde debías estar callada y guardándolo dentro.

Debra: (suspira) No esta bien la forma como la miras.

Rebecca: Dile lo que quieres decir.

Debra: Puedo verlo en sus ojos- sexual.

Rebecca: Dile lo que ves, Debra. Sé muy específica … Se que esto es difícil. Lo estas haciendo estupendamente. Pero tienes que decirlo todo

Debra: Mmmm. (suspira) No deberías mirarla de esa forma; no está bien. La estás confundiendo.

El señalamiento de Rebeca, “Dile lo que ves … sé muy específica" puede proveer un apoyo efectivo para que exprese lo que ha inhibido. Por fin, Debra ha hecho un comentario correctivo a su marido , “No deberías mirarla de esa forma, no está bien; La estás confundiendo.” Esta afirmación de la madre al padre sirve para establecer limites psicológicamente saludables dentro de esta familia y para proveer protección a su hija, Ana. Este es solo el comienzo con del estado Padre del yo para el trabajo de desconfusión de los estados Niño del yo de Ana. Uno de los posibles beneficios terapéuticos de una terapia en profundidad del estado Padre del yo consiste en contar la verdad del otro internalizada, y en consecuencia la desconfusión del estado Niño del yo que está escuchando.

Rebeca: Eso está bien., Debra. Continua .. di lo que quieres decir, Debra. “La estás confundiendo … no debes mirarla de esa forma …” … Sigue con eso, Debra. Realmente has empezado muy bien. Hay mucho más que decir.

Debra: No puedo decir más.

Rebeca: Lo necesitas , Debra.

Debra: (tranquilamente) No me incumbe.

Rebeca: Por supuesto que te incumbe. ¡Tu eres su madre! Ahora habla con Jason sobre lo que está haciendo!

Debra: No me va a escuchar. (baja la cabeza y los ojos)

Rebeca: ¡Ahora lo hará! Venga. ¡Te respaldaré! (pausa) (Rebeca pone su mano sobre la espalda de Ana como Debra) “No deberías haberla mirado de esa forma! ¡La estás confundiendo!” (pausa) ¿Qué significa eso, Debra? Dile todo. Dile lo que le está haciendo.

Debra: El lo sabe. Tiene ideas.

Rebeca: Dilo tú.

Debra: El sabe que son sus fantasías.

Rebeca: Debra, el puede estar mintiéndose a si mismo aunque lo sepa. Necesitas decírselo, Debra.

Dilo tanto por ti como por Ana. (pausa) ¿Quieres que sea yo quien intente decirlo primero?

Debra: No se como decirlo.

Rebeca:¿ Me dirás si lo estoy diciendo bien o no?

Debra: (asiente)

Rebeca: (pausa) ¿“No la mires como a un objeto sexual"? ¿No la mires como si estuvieses fantaseando como sería el sexo con ella?” (pausa) ¿Acierto, Debra?

Debra: Um-hm. (pausa) Si.

Rebeca: Sigue, Debra. Dilo con tus propias palabras.

Debra: (respirando con fuerza, temblando)

Después de decir Debra, “No deberías mirarla de esa forma,” El apunte de Rebeca of “Continua… hay mucho más que decir,” se hace demasiado pronto para que tenga un efecto duradero. En ese momento, acompañar a Debra en su dificultad para decir su verdad podía haberla apoyado mucho más que el alentarla a expresar lo que había sido retrotraido (retroflected). Debra se da por vencida: “No me incumbe.” El sintonizar y entender empáticamente la reticencia de Debra para hablar libremente a Jason pudiera haber encaminado a la terapia hacia una dirección diferente – quizás en dirección de la necesidad de seguridad y validación de Debra. En vez de eso Rebeca la confrontó diciendo, “Por supuesto que te incumbe. Tu eres su madre!” Dicha confrontación tiene tres propósitos: primero, el terapeuta adopta la postura de alguien quien aboga por un niño, confrontando, para ayudar a la niña; segundo, tiene como meta corregir las distorsiones y las posibles creencias argumentales en el estado Padre del yo; y tercero, comienza el proceso de desconfusión de los estados Niño del yo.

Aunque dicha confrontación no impacte a Debra, los estados Niño del yo de Ana están escuchando el mensaje de Rebeca y quizás sea empático para Ana y una apertura a nuevas posibilidades. Debra está confundida. Ella no solo tiene miedo de Jason sino que también tiene un conflicto entre la negación, “No se,” y la protección maternal a su hija. Por consiguiente ella se calla en lugar de corregir a su marido. Rebeca muestra a Debra como corregir a Jason y proteger a Anna: “¿No la mires como a un objeto sexual?” Sin embargo, Rebeca lo hace con una actitud interrogante, “Me dirás si lo estoy diciendo bien o no?” y “¿Acierto?” Este es otro ejemplo del proceso de contrato, entre el cliente y el terapeuta, que se va ajustando sobre la marcha; El uso frecuente de estas preguntas sirve de una guía constante para asegurar que el terapeuta es congruente con la experiencia del cliente - un elemento importante es asegurar que el terapeuta sigue al cliente y que no programa o incluso sugiere la experiencia del cliente.

Rebeca: (susurrando) Debra, necesitas hacer esto … Tu sabes muy bien algo sobre esto – Hay algo en esta historia que es muy importante. Y está sucediendo algo entre Jason y Ana que realmente te confunde. Me imagino que no sabes que hacer en relación a eso. ¿Es eso cierto?

Debra: La odiaba… (larga pausa – parece que se cierra).

Rebeca: ¡Ana no es el problema! Solo es una niña. Hay que hablar del verdadero problema honradamente, Debra. ¿Cuál es la historia aquí?

Debra: No sé la historia.

Rebeca: ¿Le vas a decir a Jason lo que está pasando en vuestra relación? ¿Le vas a hablar sobre él y Ana?

Debra: Está mal – la forma en como él es con ella.

Rebeca: (larga pausa; susurrando Debra… ¿Qué pasa? ¿Qué pasa en tu interior?

Debra: Me estoy quedando en blanco.

Rebecca: ¿Me vas a hablar directamente, Debra? ¿Qué te esta asustando justamente ahora? ¿Por qué necesitas irte?

Cuando Rebeca establece una hipótesis posible sobre lo que no dice, “No la mires como a un objeto sexual” y luego continua con “…Algo está sucediendo entre Jason y Ana que realmente te confunde.” Debra vuelve a: “La odio”; ella se cierra emocional y físicamente. Rebeca anima a Debra a contar su historia y Debra responde “No se la historia.” ¿Está Debra negando lo que ocurrió? ¿Tiene tanto miedo de Jason que no puede expresar lo que sabe? ¿O es que la hipótesis del terapeuta va en una dirección que no es consistente con la experiencia de Debra? El terapeuta debe valorar rápidamente todas estas cuestiones antes de realizar la siguiente intervención. La respuesta de Rebeca a cada una de estas cuestiones sobre el comportamiento y el proceso interno de Debra determinara como va a responder Rebeca. Cuando Debra continua evitando enfrentase a Jason, Rebeca establece la comunicación entre Debra y ella con “¿Me vas a hablar directamente?” Para Debra las transacciones con Rebeca pueden ser más fáciles de manejar que hablar con Jason y pueden clarificar la dirección de esta terapia. Pero incluso esta comunicación es demasiado difícil para Debra por lo que vuelve a culpar a Ana.

Debra: (pausa) No se. (pausa) Simplemente no puedo decir nada (pausa) Pero lo se.

Rebeca: ¿Qué sabes?

Debra: Es familiar, pero no puedo pensar. Solo que cuando le veo con ella el sentimiento es muy familiar.

Rebeca: (pausa) De acuerdo., entonces vamos a hablar tu y yo sobre lo que realmente puede ser más importante. ¿Qué ocurría entre tu y Ana? (pausa) Dijiste, “La odio.” ¿Puedes hablarme de eso? (larga pausa) ¿Estas conmigo, Debra?

Debra: Intento conseguirlo.

Rebeca: Bien, tendré paciencia. (silencio) pero, estás sintiendo algo, Debra. (su cabeza y hombros están hundidos) ¿Es cierto?, ¿puedes decírmerlo?

Debra: Es ella; lo está haciendo. Eso es lo que me es familiar.

Rebeca: “¿Es ella?” “¿Ella lo está haciendo?”¿Qué está haciendo, Debra? (silencio) ¿Estás hablando de Ana?

Debra: Si, Ana.

Rebeca: ¿Qué está haciendo Ana?

Debra: Es por su culpa.

Rebeca: ¿De qué tiene la culpa?

Debra: Todo es por su culpa. Es mala.

Rebeca: ¡Qué es lo que hace que Ana sea mala”? ¿ Qué hace que esta "mal"?

Debra: Es una chica.

Rebeca: Porque es una chica. ¿Tiene la culpa porque es una chica?

Debra: Es mala – porque es mujer.

Rebecca: ¿Eres mala por ser mujer?

Debra: Um-hm.

Rebeca: ¿Y yo?

Debra: (pausa) No lo sé.

Rebeca: Cuéntame algo más en relación a que tú y Ana sois malas o tenéis la culpa por ser mujeres. (silencio) ¿Estás pensando en eso? (silencio) Debra, es eso lo que terminas creyendo cuando no te atreves a pensar sobre como Jason os trataba a ti y a Ana? - es tu culpa y la de Ana solo porque nacisteis chicas? Me pregunto si tapa algo más.

Antes Rebeca proporcionó una oportunidad para explorar la hipótesis de que la reacción emocional de Debra se relacionaba con la posibilidad de que Jason tuviera fantasías sexuales con Ana. Esta exploración se interrumpe cuando Debra “se queda en blanco.” ¿Es una resistencia? ¿La hipótesis es errónea o aun peor, prematura? O es, en este momento, más significativa para el bienestar de Ana la relación entre Debra y Ana? Aquí, de nuevo, Rebeca está llevando a cabo una evaluación terapéutica en cuanto a la dirección de sus siguientes intervenciones. Los terapeutas experimentados están constantemente observando el comportamiento del cliente y seleccionando diversas hipótesis. No es tan importante que el terapeuta siempre tenga las hipótesis correctas ya que lo esencial es que el cliente sea activo confirmando o no lo que el terapeuta imagine que está pasando en el interior del cliente.

Dado que, a fin de cuentas, la terapia es por Ana y el contrato principal en esta terapia se encamina a la resolución del conflicto intrapsíquico entre los estados Niño del yo de Ana y su estado Padre (Debra) del yo, Rebeca, entonces cambia el enfoque: “hablemos de lo que realmente es más importante. Qué ocurrió entre tu y Ana?”

En ese momento, el terapeuta le pide a Debra que explore que función psicológica tienen sus creencias de que las mujeres son malas o tienen la culpa: “… es eso lo que terminas creyendo cuando tu no te a atreves a pensar como Jason os trataba a ti y a Ana?” Estas creencias pueden tener como función distraer de los sentimientos y no conocer las experiencias traumáticas. En una terapia en profundidad del estado Padre del yo, es esencial hacer que el otro internalizado pueda desenmarañar su propia historia – la historia de cómo se formaron las creencias argumentales de los padres, cómo se mantuvieron y reforzaron durante la infancia del cliente, y, lo que es más importante, cómo pueden haber sido introyectadas y/o adoptadas por el niño.

Las creencias argumentales y el proceso defensivo de Debra han formado parte del argumento de vida de Ana. Para que Ana consiga los máximos beneficios de este trabajo el terapeuta debe centrarse en ayudar a Debra a conocer sus defensas y sus sentimientos y necesidades subyacentes. Tras unas cuantas transacciones, Rebeca cristaliza la sesión terapéutica resumiendo el efecto que las creencias argumentales de Debra han causado en ella y lo que es más importante en Ana. Sin embargo, esto no es suficiente, sale a la luz otra confrontación – una confrontación que a la vez respeta y valora el valor como humanas de Debra y Ana, y también pone en duda las creencias argumentales que la madre ha pasado a la hija.

Debra: Mi mente está … me da vueltas, y duele.

Rebeca: Realmente has trabajado muy duro aquí, lo sé … puedes culparla y puedes culparte. Quizás en lugar de …

Debra: ¿Culpar a otro?

Rebeca: ¿Te parece posible?

Debra: Es posible.

Rebeca: Bueno, Me gustaría decirte algo.

Debra: (asiente)

Rebeca: El efecto que esto ha causado en ti y en ella es exactamente igual que lo que dijiste muy al principio. Como: no puedes hacer nada; no puedes hacer nada bien; Tienes la culpa porque eres mujer; No vales la pena; Tu no importas. (pausa) ¿Tengo razón, sigo en la dirección correcta?

Debra: Ella quiere algo de mi y yo no quiero dárselo.

Rebeca: ¿Por qué, Debra? ¿Qué quiere y por qué no quieres dárselo? (silencio) ¿Qué quiere?

Debra: Quería que la cuidara, y yo no quiero.

Rebeca: Umm. (silencio) Debra, ¿Qué necesita de ti Ana?

Debra: (suspira) Quiere que la quiera. No sé como.

Rebeca: Te creo. Realmente te creo. Si tienes tan mala opinión de ti misma, y especialmente solo, por ser una mujer, como vas a poder amar a una pequeña que es también una mujer? Y en esencia, que para ti es especial. (pausa) ¿Estoy en lo correcto?

Debra: No entendí lo último.

Rebeca: Dile que es buena y que para ti es especial.

Debra: Porque se que es nada.

Rebeca: Bueno, yo no estoy de acuerdo, no pienso que sea nada. Y tampoco pienso que tu lo seas. Pero pienso que tienes unas ideas muy confusas en relación a ser mujer, y lo que eso significa para tu propio valor, para tu relación con los hombres, y para tu papel en la vida. No supiste que hacer con una niña, excepto imponerle todos aquellos sentimientos que tenías sobre ti misma.

Debra: No sabía lo que hacer con nadie.

Rebecca: Si. (pausa) en lo más profundo de tu corazón, ¿piensas que ella es nada?

Debra: (de mala gana dice “no” con la cabeza) Todo esta confuso. (pausa) Creció y me ayudó.

Rebeca: Si. Entonces conseguiste algo de lo que necesitabas.

Debra: Um-hm. Si.

Rebeca: Por qué esperaste tanto.

Debra: Um-hm. (llorando, pausa)

Rebeca: Si.

Debra: Ella me ayudó.

Rebecca: Um-hm. Eso fue realmente amable por su parte (pausa) te voy a decir algo, eso le dejó algunos agujeros importantes. Ella realmente necesitaba ser especial para ti y que la quisieras desde el día que nació, en lugar de hacer eso le pasaste tu historia sobre el poco valor de las mujeres y tus creencias “No tendré lo que quiero,” “Soy nada,” y tu sensación de estar tan sola.

Rebeca ha confrontado a Debra su afirmación, “Ella es nada” y entonces continua con una opinión terapéutica “¡Pienso que ninguna de las dos!” Seguido por una interpretación basada en lo que Debra había declarado previamente – que ella le dio a Ana el mismo mensaje de sus propias creencias argumentales. Luego un reto terapéutico: “¿Piensas que ella es nada?” La confrontación es seguida por afirmaciones de cristalización por parte del terapeuta que representan un análisis breve del argumento de vida tanto de Debra como de Ana: “No tendré lo que quiero”, “Soy nada”, y la sensación de estar tan sola. Rebeca le dice a Debra, “Estabas enfadada con tu marido… y en su lugar la odiabas y eso la dañó.” Estas operaciones terapéuticas tienen como meta los estados Padre y Niño del yo – deconfundir los estados Niño del yo de Ana y a su madre introyectada, y por lo tanto resolver el conflicto intrapsíquico.

Debra: Yo no quería (llorando)

Rebeca: Lo se. Tu estabas realmente confundida. Y estresada. Y enfadada con tu marido. Y sola. ¿Todo eso? Y en su lugar la odiabas y eso la dañó..

Debra: Si. Yo no quería hacerlo. (de nuevo, llorando)

Rebeca: Ana necesita una oportunidad para hablar sobre como fue, vivir contigo. Aunque comprendemos que tu no querías hacer eso, y comprendemos que estuvisteis confundidos, y comprendemos que en lo más profundo de tu corazón tu no piensas que ella es nada; a ella todavía le queda mucha porquería por haberla culpado, ella está confundida. Y necesita poder hablar de ello sin sentir que te está hiriendo, o que te vas a enfadar con ella, ni odiarla. ¿Piensas que podemos dejar que lo haga? ¿Te parece bien?

Debra: (solloza)

Rebeca: ¿Por qué lloras?

Debra: Me gusta hablar contigo.

Rebeca: Sabes, me hubiera gustado estar en tu vida escuchándote muchos años antes. Podría haber sido todo tan diferente, quizás hubieras conseguido lo que querías en lugar de decir que eras nada y que tuvieras tu la culpa.

Debra: Entonces hubiera sabido como.

Rebeca: Si. Si. (pausa) Bien, De verdad aprecio que vinieras y hablaras. Y que fueras tan honesta como has podido ser. Ahora necesitamos oír a Ana. ¿De acuerdo? Deja que hable y no te interpongas, ¿de acuerdo? (pausa) cuando estés lista puedes volver de nuevo (larga pausa). Ana, Richard esta justo a tu lado, listo para apoyarte. ¿Quieres volverte hacia él?

Aún al final del trozo de la parte de la terapia con Debra, Rebeca continua involucrada en el proceso del contrato – los pequeños acuerdos entre la cliente y la terapeuta no solo han proporcionado a la cliente una sensación de ser quien manda y de causa impacto sino que a su vez han proporcionado al terapeuta un feedback continuo sobre el deseo de la cliente de continuar con la terapia. Rebeca ha estado haciendo terapia con el estado Padre del yo de Ana mientras tanto Richard ha permanecido en reserva con los estados Niño del yo de Ana. Ahora le toca a Richard dar el apoyo a Ana para que exprese sus sentimientos, pensamientos y necesidades propias. Es esencial, en la mayoría de las situaciones de la terapia del estado Padre del yo proporcionar una relación de apoyo a los estados Niño del yo.

Cuando el cliente tiene una oportunidad para responder a los estados Padre del yo se estable un ciclo de manejo y eficacia interpersonal que podían haberse roto o que quizás nunca hayan existido; esto permite al estado Niño del yo de él o de ella definirse y hacer un impacto – las propias expresiones que podían haberse inhibido o prohibido en la relación original con el padre. El hacer un impacto en la relación y el definirse a si mismo en la relación son dos necesidades importantes.

Ana: Mareada…(Al levantarse de la silla y sentarse sobre la alfombra).

Richard: Si, pero has estado escuchando a tu mamá. Todas esas palabras cargadas de enfado. Ahora es el momento de dirigirte a mamá. Intenta decir, “Estoy mareada me mareo escuchándote, Mama.”

Ana: estoy mareada. Estoy cansada.

Richard: Dile a lo que estás reaccionando. ¿Qué oíste?

Ana: (pausa) Fue difícil para ella.

Richard: También te lo puso difícil y duro a ti. Eso es lo que he oído. La vida con el debió ser un infierno.

Ana: Si (suspira) La vida con el fue un infierno. ¡Para ella y para mi!

Richard: Habla con mamá. Tan solo habla directamente con ella como si estuviera en la silla justo allí.

Ana: (se vuelve hacia la silla vacía) no quería escucharle; eso era tu responsabilidad.

Richard: Continua, Ana. Díselo otra vez. “no quería escucharle....”

Ana: No quería tener que estar allí.

Richard: “era tu responsabilidad …”

Ana: No quería que me odiaras. ¡Porque estaba haciendo tu trabajo! (enfadada)

Richard: “ ¡Hacía tu trabajo, y me odiabas!”

Ana: ¡abusona!

Richard: ¡Continua!

Ana: El podría enfadarse conmigo, también.

Richard: “Y tu no ….”

Ana: Tu no me protegías; no me querías. Incluso me decías que si me equivocaba , era todo por mi culpa así que él se enfadaba conmigo.

Richard: “Y no me gustan

Ana: No me gustan tus sucias miradas.

Richard: “Y no me gusta …”

Ana: No me gusta que te escondas.

Richard: “Y no me gusta…”

Richard está, de manera intencionada, dirigiendo lentamente a Ana a que hable por segunda vez con Debra. Parece que primero necesita contactar con Richard. Luego unas frases más tarde le dirige a que establezca un contacto verbal con la madre internalizada que Ana ha externalizado imaginándosela en la silla vacia. El terapeuta "ajusta la maquina” – facilitando al cliente una frase abierta que completa el cliente y que puede ser una expresión de lo que se había inhibido y necesitaba decirse. Es importante que el terapeuta siga cuidadosamente las señales corporales del cliente, la carga emocional y el material contextual para que no programe las palabras del cliente. El “ajustar la maquina” del terapeuta puede ayudar al cliente a vencer su inercia de auto-expresión, por ejemplo, cuando Richard le dice a Ana, “Y tu no …”; “Y no me gusta…”; “Necesito….”

La expresión de Ana “no me gusta…” es una forma de hacer que contacte con el enfado, en lugar de romper el contacto o retirarse tal y como aprendió en su familia. Esta es una forma nueva de expresión, de ponerse en contacto con la madre internalizada prohibida en la infancia y luego inhibida durante más de cuarenta años. Ana esta volviendo a experimentar los sentimientos de su infancia, y en lugar de revivirlos, lo que refuerza la inhibición y la represión, hace algo nuevo – deshace los retrotraimientos (retroflections) – y se alteran los viejos modelos comportamentales relacionados con el argumento.

Ana: No me gustaba que no me quisieras. Y que me hicieras sentir que todo era por mi culpa.

Richard: “Porque necesitaba…”

Ana: Necesito tu amor. Necesito que estes allí.

Richard: Háblala sobre su preocupación por ser un objeto sexual para él.

Ana: Nosotros.

Richard: Díselo a ella.

Ana: Nosotros

Richard: Dile lo que significa la palabra “nosotros”.

Ana: Yo y él. El me prestaba atención. Pero entonces me ponía nerviosa…(pausa)

Richard: Ya, habla a tu Mamá de tu nerviosismo.

Ana: Si, pero ella lo sabía. Sabía que algo estaba mal. Lo sabía.

Richard: Díselo a tu mamá.

Ana: No decías nada, estabas allí sentada.

Richard: “Y necesitaba…”

Ana: (llorando) Necesitaba que hicieras algo.

Richard: Sigue hablando. “Mamá, necesitaba…” (pausa) Necesitabas que ella “hiciese algo” Prueba diciendo : “Mamá, necesitaba…”

Ana: (pause) Necesitaba que me cuidaras, y necesitaba que me protegieras. (enfadada)

Richard: Ese movimiento de tus brazos está diciendo algo. (silencio) Ana, mamá está ahí mismo. Ella te ha dicho cosas importantes, y ahora te toca a ti. Dile lo que están diciendo tus brazos (larga pausa)

Ana ha estado respondiendo a los alientos del terapeuta para que exprese sus emociones y palabras contenidas. El brazo derecho de Ana está levantado como si ella estuviera dispuesta a golpear, a coger algo violentamente o a empujar. Richard la dirige para que exprese lo que su brazo está diciendo. Eso es demasiado, Ana se calla. Rebeca, sospechando que el estado Padre del yo de Ana está de nuevo influyendo internamente dirige a Debra. Las siguientes observaciones de Rebeca son una interposición – imponiéndose ella misma entre el influyente estado Padre del yo y los estados Niño del yo sujetos a la influencia: "El que tu no pudieses hablar sobre ello no significa que Ana tampoco pueda. Debra, deja a Ana hacer lo que tu necesitabas hacer – decir lo que piensa y estar enfadada. Tu también necesitabas hacer un impacto.” Esto da permiso a Debra y a Ana y protege a Ana.

Rebeca: Debra, : "el que tu no pudieses hablar sobre ello no significa que Ana tampoco pueda".

Richard: Díselo, Ana, que quieres decir cuando dices “Necesitaba que me protegieras.”

Rebeca: Debra, deja a Ana hacer lo que tu necesitabas hacer – decir lo que piensa y estar enfadada. Tu también necesitabas hacer un impacto.

Ana: No pude hablar contigo, Mamá (suspira) Ni tan siquiera estabas por allí; no querías escuchar.

Richard: Habla con ella ahora, Ana.

Ana: (pausa) Se va a enfadar conmigo.

Rebeca: Debra, dijiste que ibas a dejar a Ana hacer lo que necesitaba hacer.

Ana: Me echará la culpa, se pondrá furiosa conmigo, y me odiará aún más.

Rebeca: Nunca más, Ana. La estoy manteniendo aparte. No vas a conseguir sacarle más inhibiéndote Sabes que no hablar es un callejón sin salida. Adelante y haz lo que necesitas hacer.

Ana: (pausa) Necesitaba que me protegieras.

Richard: ¿De?

Ana: De como el me miraba. De como me hacia sentir.

Richard: Exprésalo con palabras.

Ana: Sucia.

Richard: Continua. “Me hacia sentir sucia…” (pausa) Dilo todo: “Necesitaba que tu …”
Ana: Me protegieras.

Richard: De sentirme …

Ana: Sucia. De que era por mi culpa. ¡No era culpa mía! Arréglalo (de nuevo su puño sobre la alfombra). ¡Arregla tu matrimonio o lárgate! (con voz muy alta)

Richard: Hm. Dile porque has escogido esas palabras. “Lárgate.”

Ana: (a Richard) ¡No quería estar en medio de eso! Arréglalo tú (de nuevo su puño sobre la alfombra).

Richard: Dile lo que has estado callando.

Ana: No quería estar en medio, mamá. Es tu matrimonio. No quiero oírlo. Lo que haces y no haces. ¡No es asunto mío! Tu matrimonio no es asunto mío, tu vida sexual no es asunto mío, tus problemas no son asunto mío, tus hijos no son asunto mío. Todo tu jodido mundo es tuyo, no mío.

Ana ha llevado a cabo una poderosa afirmación sobre sus necesidades en el sistema familiar: “No quiero estar en medio.” Rebeca realiza otra interposición y confrontación a Debra en nombre de Ana. Tal interposición y confrontación, a menudo, desconfunde al estado Niño del yo. Ana ya no se sienta hundida, continua con, “Tu matrimonio no es asunto mío,” etc.

Richard: ¿Quieres decirle algo más?

Ana: Si. No quiero resolverlo – la jodida locura en tu matrimonio es asunto tuyo, no mío.

Richard: Ahora te despides del trabajo, Ana. (pausa) Puedes mandar a tu madre a que continúe la terapia con Rebeca.

Ana: ¿Permanentemente? Ella lo necesita.

Richard: ¿Te gusta eso?

Ana: Um-hm. Claro. (pausa) De alguna forma estaba esperando que si mi padre muriese para que ella pudiese empezar a vivir. Ella necesitaba terapia para poder salir de su matrimonio tal y como hice yo. Pero, ella se murió primero.

Richard: ¿Consiguió alguna vez lo que necesitaba?

Ana: (llorando No…(pausa mientras llora) Pero, yo si lo conseguiré de ahora en adelante. Voy a tener la vida que quiero.

Richard: Ana, no dejes que te suceda lo mismo. Ahora es tu momento – tu futuro tiene muchas posibilidades.

Ana: Si… (pausa) (suspiros hondos y contactos visuales con Richard y Rebeca)

Esta sesión terapéutica finaliza con la declaración de emancipación de Ana, “Voy a tener la vida que quiero.” Seguido por la expresión del enfado de Ana hacia su madre por su fracaso en protegerla de los conflictos del matrimonio de los padres. Las dinámicas de un sistema familiar discordante y la relación de Ana con su madre durante su temprana infancia influyeron en la formación del argumento de vida de Ana – un argumento que es el resultado de muchas conclusiones de la infancia de Ana y de las introyecciones de las creencias argumentales de su madre: “No soy nada”; No conseguiré lo que quiero”; “Estoy muy sola”; Todo es culpa mía”; La gente no es de fiar”; y “ No importa (la vida).”

La reacción de Ana hacia las dinámicas del matrimonio de sus padres y el enfado que le acompañaba ha sido retrotraído (retroflected) durante años. La protección, aliento y señalamiento del terapeuta dieron a Ana una oportunidad para empezar a expresar lo que se había contenido durante tanto tiempo. El deshacer los retrotraimientos (retroflections) es una parte esencial de la cura del argumento. Aspectos vitales de la autoexpresión se guardan y refuerzan a partir de la constricción psicológica. Los retrotraímientos mantienen modelos de creencias argumentales, comportamientos, y restricciones psicológicas que se han aprendido o decidido en la familia de origen y que duran toda la vida. Aunque la madre de Ana había muerto hacia varios años, los estados Niño del yo de Ana permanecieron leales al intrapsíquicamente influyente estado Padre (Debra) del yo. Por mucho que se enfatice la lealtad de los niños no es suficiente – naturalmente los niños se vinculan a los padres y permanecen apegados a las memorias (a menudo inconscientes) de las dinámicas psicológicas de los padres – sus sentimientos, actitudes, defensas psicológicas e interpersonales, modelos comportamentales y mensajes de las atribuciones y mandatos. La psicoterapia conlleva hacer las memorias inconscientes conscientes – eso incluye las memorias de las experiencias, afectos, decisiones y defensas infantiles propias que se han fijado en los estados Niño del yo así como las creencias, sentimientos y defensas argumentales introyectadas de los padres.

Muchas de las creencias argumentales de Ana se encontraban tanto en los estados Padre del yo como del Niño. La influencia de la madre y la lealtad de Ana eran ambas tan fuertes que las experiencias y las conclusiones en la infancia de Ana fueron similares a las de su madre. Las fijaciones defensivas de los estados Niño del yo de Ana agruparon la formación de sus creencias argumentales, la perdida de concienciación de sus necesidades, y el retrotraimiento (retroflection) de sus expresiones naturales.

Al no tener su necesidad de un contacto con su madre que satisficiera sus necesidades, Ana utilizó una defensa común. Negó sus propias necesidades y sentimientos y en su lugar se identificó con los sentimientos, pensamientos, creencias, y el estilo de enfrentamiento de su madre. Las creencias argumentales de su madre también fueron las de Ana vía introyección. Los estados Padre del yo se forman mediante las identificaciones defensivas inconscientes con el otro significativo, al no haber satisfecho necesidades relacionales.

Las introyecciones se mantienen años más tarde porque proveen una pseudo sensación de apego a los otros significativos y una sensación arcaica de identidad y familiaridad. Las introyecciones son análogas a la invasión de bacterias extrañas en el cuerpo humano; causan malestar. El mal-estar del conflicto intrapsiquíco entre los estados Padre y Niño del yo se manifiesta por una pérdida del conocimiento de los propios deseos, ansiedad crónica, depresión, una sensación de duda constante, o crítica interna. Una terapia en profundidad incluye identificar y externalizar lo que se ha internalizado. Los métodos son similares a aquellos utilizados con una variedad de clientes para tener la oportunidad de que se relajen los procesos defensivos: la encuesta fenomenológica e histórica, la sintonía afectiva, la validación de las necesidades relacionales, y la confrontación cuidadosa. Entonces se puede utilizar la terapia regresiva, las redecisiones, las explicaciones correctivas o las interpretaciones terapéuticas para desconfundir los estados Niño del yo en un estado Padre del yo introyectado. La involucración cuidadosa del terapeuta con un estado Padre del yo es como un antibiótico para el cuerpo enfermo; reduce el malestar interno y facilita el proceso de curación. La meta de la terapia del estado Padre del yo es el alivio del conflicto intrapsíquico.

Durante los dos primeros años y medio de terapia Ana llevó a cabo un número significativo de cambios que incluían el no haberse deprimido más, soltar sus creencias argumentales infantiles, mayor satisfacción en su trabajo, un interés incipiente en querer tener una relación amorosa permanente. La soledad de Ana se disparó con la interrupción de nuestra relación terapéutica durante el verano, al no tener ya una vida tan ajetreada cuando terminó sus estudios del master, al perder la esperanza en tener una relación significativa. En reacción a su soledad Ana intrapsíquicamente activó las creencias argumentales, de su madre, introyectadas, ahora no estaba sola. Disponía siempre de la presencia psíquica de su madre. Las creencias argumentales de su madre la dieron una sensación primitiva de apego y significado.A continuación de esta parte de terapia del estado Padre del yo Ana permaneció en terapia individual otro año y medio y asistió a otros tres maratones de fin de semana. Continuamos atendiendo sus reacciones emocionales hacia su madre, su profunda tristeza sobre sus dinámicas familiares, y su sensación de falta de amor a lo lago de su vida. Más tarde un aspecto significativo de su terapia fue la resolución de su confusa relación con su padre.

Su autoestima siguió creciendo; cada vez estaba menos en su argumento. Hubo ciertas ocasiones, a menudo acompañadas por desengaños en su relación, donde las creencias argumentales se activaban durante un par de horas. su argumento de vida ha dejado de ser estar operativo al continuar centrándonos durante la terapia en los estados Niño y Padre del yo, origen de estas creencias, con la exploración de nuevos significados para los acontecimientos de la vida, y con el descubrimiento de opciones actuales,. Ahora es libre para vivir su propia vida sin conflicto intrapsíquico. Recientemente se ha enamorado de una pareja que la mima.

 

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